28. DESCUBRIENDO GREENMEADOW. RESERVA 257

 

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En la sala de control de la Sede Central de Manakor de la Unidad Militar del Sistema la situación es de máxima alerta. Una pantalla preside la estancia con el escenario de la investigación. Es el plano gigante de la ciudad de Port Kolumbusque se muestra como un enorme mapa digital. 


La gran ensenada con forma de polígono irregular se abre al mar por una bocana estrecha. Una desembocadura que se sitúa en el punto más suroriental de la bahía, dónde se levanta el viejo faro. En el otro extremo queda el puerto marítimo. Cientos de pequeños veleros duermen amarrados. Esa tarde, casi entrada la noche, todo parece muy tranquilo.

En la enorme pantalla se ve la imagen de la bahía circundada por pequeños edificios y casas unifamiliares. Miles de poliedros multiformes se delinean en color blanco sobre un fondo oscuro. Así están representadas todas las manzanas, calles, parques con sus detalles geológicos. Es el gran mosaico estático del principal puerto al sur de Majurka. El mapa electrónico con la información al segundo se contempla en el colosal visor rectangular que ocupa la pared principal de la sala.

A esa hora Port Kolumbus se ve en todo su dinamismo. Sobre el escenario de blanco y negro sobresaltan miles de puntos verdes. Son unas minúsculas marcas fluorescentes, unas están quietas, otras en movimiento, las hay solitarias, pero la mayoría están agrupadas. Son los humanos de Port Kolumbus. 

Si se ampliase cada uno de esos puntos verdes se apreciaría una viñeta con un número PIN y su pertinente reloj vital. Unos datos que se podrían visualizar al instante porqué todos los individuos de Port Kolumbus están conectados a los ordenadores centrales por el Sistema de Posicionamiento Global por Satélite, GPS. Las ondas que emiten sus microfilamentos craneales son observados por la UMS cuando se requiere.

Esa tarde en esa sala de la UMS están contemplando lo que acontece en un rincón de la isla de Majurka. En la ciudad de Port Kolumbus se está visibilizando y controlando las escenas de un CÓDIGO ROJO.

El plano de la ciudad parece una gran fotografía dinámica a vista de satélite, en vivo, donde cada punto verde parece como si solo fuese una pequeña hormiga. La ruta perimetral de la bahía aún está transitada por hileras de marcas verdes que van y vienen. Los interiores de las viviendas, que se configuran en los rectángulos de las manzanas, se van moteando en ese color llamativo. Está anocheciendo y la gente se resguarda en sus casas.

En un recuadro independiente al extremo inferior derecho de la pantalla aparece aumentada una subzona del plano.

—Amplíen más el distrito uno —manda el general Hawkgray.

—Distrito uno, ampliado —contesta un asistente.

—Magnifíquelo —añade el comandante Crow—, sitúe bien el visor de lupa y céntrelo.

En el marco del modo lupa aparece una calle del distrito uno. Es en la que vive el sospechoso Eloy Rodius. Se puede observar la vía principal bordeada por los segmentos rectilíneos de las construcciones cuadradas, con sus jardines y empalizadas de separación. Hay poca actividad. La mayoría de los vecinos todavía no están en sus hogares. No se aprecian aglomeraciones de puntos verdes, excepto en uno de los edificios de las fincas centrales. Se agolpan dentro de los límites de lo que es un apartamento.

—Eso debe ser el escuadrón Siete Sur Majorkaburg —dice Hawkgray. 

—Siga ampliando —ordena Crow al asistente.

Las líneas de ese edificio, de repente, ocupan casi todo el encuadre del visor en lupa. Los puntos verdes se entremezclan junto con otros puntos amarillos. Todos con la viñeta para el número PIN y el reloj vital adherida. Los militares y policías se detectan siempre en un color más fósforo y llamativo, por seguridad y para diferenciarlos del resto de los humanos. La visión basal del plano que ofrece el Sistema es bidimensional. En la representación gráfica de los límites del apartamento todas las señales de los habitantes de cada una de las plantas se superponen en un mismo plano. Se ven agolpados en un mismo nivel del dibujo.

—Accione el comando en tres dimensiones —dice Crow.

De repente, la imagen en 3D del edificio emerge. En la tercera planta se detectaban cuatro puntos. Uno es verde y el resto amarillos. Hay dos puntos más en verde en la segunda planta, tres en la primera y ninguno en la planta baja. 

—Maximicen visor lupa.

El plano general de Port Kolumbus se reduce y en la imagen central general aparece el edificio que están analizando.

Otra pequeña ventana se abre en el extremo inferior izquierdo de la enorme pantalla, se añade a la del plano más general que se acaba de minimizar. Es un listado con los datos de los humanos observados en el edificio. Se inicia con los individuos de la tercera planta. En la primera fila de la tabla aparece un punto verde, junto a un PIN en la siguiente columna y, a continuación, el nombre de Eloy Rodius. Un punto amarillo marca la segunda línea, son los datos del comandante Flinker. El resto del escuadrón van completando las diferentes filas del listado. Luego siguen los puntos verdes que corresponden a los demás pobladores del bloque de viviendas.

De forma inesperada, en la visión 3D todas las señales luminosas de la tercera planta se juntan. Lo hacen en lo que parece ser la entrada del apartamento. Empiezan a salir de la vivienda. Los puntos amarillos bajan por las escaleras, bordean el edificio y cruzan rápido el jardín. Se dirigen a la calle. El punto verde permanece quieto en la entrada del apartamento.

—Están abandonando la casa de Eloy Rodius —dice Hawkgray— ¡¿Por qué dejan al sospechoso dentro?! 

Nadie sabe que responder.

—Accionen el PIN del sospechoso —dice Crow.

En la tabla de datos del listado de ocupantes junto al PIN de Eloy Rodius se mueven las cifras de su reloj vital. En rojo rutilante descienden desde el segundo 776.547.648,00. Es el segundero en su imparable desgaste, una desenfrenada detracción que corresponden a unos veinticuatro años con los meses que aún le restan para el final. Son los años que le aguardaban a Eloy Rodius para su Ida del Humo. 

El reloj aún rueda. Tampoco se ha desdoblado ninguna cifra, como acontece cuando un microfilamento craneal deja de notar el oxígeno que circula por las arterias de los tejidos. 

—Póngame una comunicación con el comandante Flinker.

—Igual está agonizando —matiza Crow— ¿Dónde se dirigirán?

En seguida le responden por megafonía.

—Al habla el comandante Flinker —informa uno de los asistentes. 

—Comandante Flinker, ¿habéis dejado mal herido a Eloy Rodius?

—General, Eloy Rodius es un individuo de aspecto leptosomático —describe Flinker—, histriónico, con cierta actitud receptiva, pero de sentimiento más extrovertido, impropio de una persona calculadora y fría. Es poco hábil, más bien patoso. Está vivo. No creo que sea muy peligroso. Sugiero se vigilen sus movimientos, sospecho que puede ser un buen señuelo. Una vez hayamos analizado y estudiado la información de unos PetaBlocks que le hemos sustraído, tal vez podamos interrogarlo de manera más dirigida. Hacerlo ahora creo que sería un desgaste tan innecesario como poco eficiente.

En la sala escuchan atentos las explicaciones de Flinker.

—Créanme, su incapacidad es muy manifiesta —remarca—. Insiste en que tiene mala relación con su madre, que hace meses que no la ve.

—Lo vigilaremos ¿Hacia dónde se dirigen? —El general parece convencido.

—A la campiña de ManakorGreenMeadow. Eloy nos ha confesado que es en el último lugar del cual tiene conocimiento de la presencia de su madre.

     —¿GreenMeadow? ¿Qué sitio es ese?

—Creemos que es una casa residencial en medio del bosque.

—¿Sabe las coordenadas? —pregunta Crow.

—Sí, se las añado desde mi marcador de pantalla.

Al instante aparece en un recuadro de la pantalla general una cifra. Es la Latitud 39º.5500, Longitud 3º.3200, con sus 39 grados al Norte y 3 al Este. Es el lugar al que se dirige la brigada de Flinker.

—Marquen las coordenadas —ordena Crow 

Una nueva ventana se dibuja. Se observa un bosque frondoso al Nordeste de Manakor. En medio de la zona oscura de arbustos se aprecian varias casas perdidas.

—Maximicen el plano —dice Crow con voz enérgica, intuye que algo importante va a aparecer. 

En un nuevo encuadre lateral, en formato de lupa cuadrangular, emerge en la pantalla general. Se ven los planos de unas casas adosadas alrededor de un camino de campo y por delante de un bosque. Dos de las construcciones centrales son más voluminosos. Sus perímetros aparecen rectangulares e independientes. En uno de esos dos edificios se aglomeran muchos puntos verdes. Es GreenMeadow.

—Cambien de plano general —ordena el general Hawkgray.

Se centra en la pantalla principal GreenMeadow. El apartamento de Eloy Rodius y el listado de habitantes queda minimizado junto al plano general de Port Kolumbus.

En la pantalla se va centrando el edificio más poblado de GreenMeadow. El ordenador lo dibuja con varias plantas superpuestas con gran número de estancias. Llama la atención una zona muy pequeña con muchos señales en verde. Están tan agolpadas que es imposible ver en las casillas adjuntas los números PIN anexados. Modifican el encuadre, aparece el edificio en forma tridimensional. Se magnifican aún más las imágenes. Por debajo de la casa se siguen agolpando once señales verdes. Once personas de las que aún no se puede ver claramente sus numeraciones identificativas pertinentes. El ordenador del Sistema no tiene registrado lo que parece un subterráneo. Semeja una zona secreta, por eso se perciben las señales fuera del plano. Además, en la planta baja las habitaciones están vacías. En el primer piso hay catorce alcobas individuales, varios baños y un gran pasillo central que se une a la entrada a través de una enorme escalera imperial con forma de caracol. En la primera planta se detectan dos marcas verdes más que ocupan sendas habitaciones.

—Centre el plano en esa masa verdosa del suelo —ordena Crow.

El cúmulo subterráneo es muy extraño, hay un gran rimero de señales. Los microfilamentos emiten en verde y de forma intermitente. Las viñetas de cada señal se superponen. Todas las numeraciones están incompletas, algunos dígitos se ven en rojo otros en color muy oscuro. El rojo induce a pensar que están vivos. La rareza consiste en que todos esos once individuos caben en un espacio de menos de un metro cuadrado. La forma de la ubicación, dimensión y localización, fuera y bajo los planos de la casa, no parece un buen augurio. 

—Remarquen en una tabla cada PIN de ese conglomerado —insiste.

Crown cree que individuos están hacinados, como si tuvieran las cabezas unas encima de las otras. No hay otra explicación lógica. Aunque se ven las cifras en rojo, hay algunos dígitos en negro, no es el azul cuando se desdobla la señal, aunque piensa que en realidad puede que sean cadáveres agolpados. La dificultad para leer las cifras es tan manifiesta que duda si el ordenador del Sistema puede discriminar una emisión tan agolpada.

A la izquierda de la pantalla general aparece una nueva tabla. Es un nuevo listado de los once humanos acumulados en el subsuelo. Los números PIN aparecen escritos de manera incompleta. Eso impide saber quiénes son. Todas las señales de los relojes vitales mantienen vigentes cifras en rojo. Las cuentas van descendiendo aunque con algunos dígitos ilegibles. El color y ninguna evidencia de qué no hay desdoblamiento corrobora que permanecen vivos, agolpados bajo la casa, casi aglutinados. GreenMeadow se convierte en un lugar realmente sospechoso. La información de Eloy Rodius ha sido útil.

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